lunes, 12 de abril de 2010

La factura de los adoquines


El pavés se presenta como el gran enemigo de los ciclistas, la factura que se cobra se prolonga hasta durante algunas semanas.

'El Infierno del Norte', 'La última locura' o como ustedes prefieran llamarla. La París-Roubaix presume de ser la carrera más dura del mundo y quizás no le falte razón. En pocas pruebas se sufre tanto como en esta centenaria carrera que, además, pertenece al selecto club de los cinco monumentos del ciclismo.

Lo que convierte a la París-Roubaix en una carrera única es la extrema dureza del terreno por el que se disputa: el pavés. Pese a que existen otras pruebas que transcurren por tramos adoquinados, ninguna de ellas acumula tantos kilómetros sobre este tipo de superficie, rondando los 60 kilómetros -y repartidos en 30 tramos-. Sin duda, un calvario para la musculatura de los corredores.

David Hermoso de Mendoza, osteopata y masajista de Caisse d'Epargne, nos revela algunos de los misterios y claves de esta mítica carrera. "Para estar delante en este tipo de pruebas no sólo hay que ser un portento físico, sino también psiquico. El stress es uno de los mayores enemigos contra los que tienen que luchar los ciclistas", dice.

Para estar delante en la París-Roubaix, además de ser un fuera de serie hay que entrenar la prueba de una manera específica. "Los brazos y los lumbares son algunas de las zonas más sufridas. Son, además, una seria de músculos que los ciclistas no tienen muy desarrolladas por lo que aquellos que quieran hacer una buena París-Roubaix tienen que incrementar su trabajo de fitness", afirma David.

Sin embargo, esa carga de trabajo en el gimnasio conlleva un lastre importante. "Aquellos que trabajan más con pesas al final ganan músculo que les lastra en el resto de carreras, por eso es complicado brillar en Roubaix y hacer lo propio en el resto de carreras", comenta.

Además, las lesiones que genera una cita tan épica como ésta son mayores de las que aparecen a primera instancia. "Esta carrera provoca un gran daño celular en las fibras lentas, que son las que más daño reciben y las que más cuestan regenerar.

Este daño es conocido como dolor esquelético de aparición tardía, es decir, un dolor muscular sordo que se hace patente varios días después de la carrera y dura varias jornadas, incluso alguna semana. Por eso los corredores que disputan estas carreras descansan varias semanas para lograr una buena regeneración celular", expone un buen conocedor del cuerpo de los corredores gracias a sus años de experiencia.

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